Entorno

¿Qué puedes visitar en la Provincia de Teruel y en la localidad de Camañas?
Un rincón lleno de historia, naturaleza y encanto donde cada calle, cada rincón, cuenta una historia que te sorprenderá. Desde los impresionantes paisajes de Sierra de Albarracín hasta los encantadores pueblos de Albarracín y Mora de Rubielos, la provincia te ofrece un sinfín de actividades, cultura y gastronomía de primera. Conoce sus monumentos, disfruta de sus rutas de senderismo, vive su folclore y, sobre todo, saborea sus productos típicos.
Qué ver y qué hacer en la Provincia de Teruel
Ofrece un sinfín de maravillas por descubrir. Desde el histórico patrimonio mudéjar de su capital, hasta los paisajes impresionantes de la Sierra de Albarracín. No te pierdas el Castillo de Peracense, las Pasarelas de Calomarde o el pintoresco pueblo de Albarracín.
Qué ver y qué hacer en el pueblo de Camañas
No te pierdas el Castillo, la Iglesia Parroquial de la Asunción, la Ermita de la Virgen del Consuelo y la Fuente Vieja. También debes pasear por sus calles para descubrir la arquitectura tradicional.
Es un impresionante templo del siglo XVI que combina el estilo gótico con elementos renacentistas. A lo largo de su historia, ha sido testigo de numerosos acontecimientos, incluyendo su expolio durante la Guerra Civil. Su torre, elegante y esbelta, domina el paisaje, convirtiéndose en un referente arquitectónico. La bella portada, con sus detalles cuidadosamente labrados, da la bienvenida a quienes se acercan a admirar su historia y su arte.
Es un tesoro de la arquitectura medieval turolense. Su estilo mezcla un románico rural con elementos gótico-mudéjares, reflejando la influencia de la época. Destaca por su techumbre decorada, una rareza en la provincia de Teruel, compartida solo con la ermita de Santa Quiteria en Argente. Es uno de los pocos templos románicos conservados en la zona y la única estructura completa del antiguo castillo. Originalmente capilla de la fortaleza, más tarde fue iglesia parroquial.
Recientemente restaurado, mantiene su esencia tradicional, reflejando la historia y el carácter del municipio. Su planta baja alberga una hermosa lonja con tres amplios arcos de medio punto, un elemento arquitectónico típico de la zona. En su fachada destaca un reloj de sol de principios del siglo XX, testigo silencioso del paso del tiempo y la vida en el pueblo. Esta construcción, que combina funcionalidad y patrimonio, sigue siendo un punto de referencia en la localidad, conservando su encanto.
Fue entregado en 1174 por Alfonso II a la Orden del Santo Redentor de Alfambra y su fundador, el conde Rodrigo de Sarria. En 1196 pasó a manos de los Templarios, y tras la disolución de la orden en 1317, quedó bajo el control de la Orden del Hospital. En 1357, Pedro IV ordenó su restauración ante las amenazas castellanas, integrándolo en la Comunidad de Teruel. Hoy, aunque en ruinas, sigue siendo un símbolo del pasado medieval de la zona y está catalogado como Bien de Interés Cultural desde 2006.
Edificio de planta cuadrada y tres alturas. Su fachada destaca por los balcones en la planta principal, con rejas de forja que realzan su carácter señorial. En la parte superior, la cornisa de ladrillo y las pequeñas ventanas de ventilación aportan un toque distintivo a su arquitectura. Uno de sus elementos más llamativos es el torreón lucernario, diseñado para iluminar la escalera interior.
Es un testimonio del pasado artesanal del municipio. Aquí se fabricaban tejas de forma tradicional, utilizando barro cocido en hornos rústicos. Esta actividad fue clave en la construcción local, proporcionando materiales esenciales para tejados y edificaciones. Aunque hoy en desuso, la tejería sigue siendo un símbolo del esfuerzo y la habilidad de los antiguos artesanos en la arquitectura rural turolense.
Abrevadero del siglo XVII, se encuentra a la entrada del municipio de Camañas. Aunque hoy está fuera de uso, su valor artístico es innegable. Construida en sillería, destaca por su elegante estructura rematada con un frontón de sillería, que le otorga un aire clásico y solemne. Este monumento refleja la importancia histórica de los abrevaderos en la vida cotidiana de la localidad, siendo un referente arquitectónico de la época.
Se encuentran dos peirones dedicados a Santa Bárbara y San Antonio, construidos en piedra y de tres cuerpos. Estos elementos de la arquitectura popular destacan por su simplicidad y belleza, siendo testigos del fervor religioso de la localidad. El Peirón de Santa Bárbara se erige como símbolo de protección y devoción, mientras que el de San Antonio honra la tradición y las creencias locales. Ambos peirones, con su diseño robusto.